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miércoles, 20 de agosto de 2014

ANÁLISIS DE LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN - Protocolo 1





Es ESENCIAL, antes de comenzar a leer los Protocolos, conocer el significado de algunos términos usados en este documento: 

• GOIM: (singular: goy) palabra hebrea que se usa en forma despectiva para referirse a los gentiles (los no judíos) y que significa ganado. Esta palabra la encontramos utilizada de esta manera en el Talmud y NO EN LA TORÁH.  
• SIONISMO: movimiento mundial para el avance y cuidado de los intereses político-económicos de los judíos. 
• GENTILES: (ver goim). 
• MASONERÍA: en la actualidad son sociedades secretas que trabajan misteriosamente en la sombra, empleando toda clase de artimañas subterráneas. En su mayor parte estas organizaciones están integradas por los judíos, tanto en la cúpula como en sus distintas jerarquías o grados.
• FRANCMASONERÍA: organización aristocrática dentro de la masonería, la cual es rica y poderosa. Está protegida por los soberanos, y cuyos miembros son admitidos en la corporación luego de una iniciación, seguida de pruebas morales y físicas. Esta secta tiene la discreción de eliminar secreta o públicamente a quienes no consideran aptos.  
• TORÁH: Según la tradición hebrea, los cinco libros del Pentateuco fueron escritos por Moisés, quien recibió la revelación directamente de Dios en el monte Sinaí, por lo cual se define como la "instrucción dada por Dios para su pueblo, a través de Moisés". 
En varias partes de la Biblia se encuentran citas que indican que Moisés escribió la Torá: 2° de Crónicas 25:4, 1° de Reyes 2:3, Esdras 6:18, Juan 5:46-47, Hechos 15:21. Además de lo escrito en la Biblia, es probable que Moisés haya recibido lo que escribió en Génesis y parte de Éxodo, mediante la tradición oral de 6 eslabones: 1. Adán: Vivió hasta los 233 años de Matusalén y hasta los 51 años de Lamec; 2. Matusalén: Vivió hasta los 98 años de Sem; 3. Sem: Vivió hasta los 50 años de Jacob; 4. Jacob: Vivió hasta los 60 años de Leví y hasta aproximadamente los 18 ó 20 años de Cohat; 5. Leví: Vivió aproximadamente hasta los 77 años de Amram; 6. Amram: Padre de Moisés.
La Toráh se refiere únicamente al texto de los cinco primeros libros de la Biblia o Biblia Hebrea (que para los cristianos se llama Pentateuco). En la bibliografía cristiana también se suele denominar ley mosaica o ley de Moisés (Los judíos lo llaman simplemente La Ley.)
Estos 5 libros son:
  • Génesis (Bereshit [בְּרֵאשִׁית]: lit. "En el comienzo")
  • Éxodo (Shemot [שְׁמוֹת]: lit. "Nombres")
  • Levítico (Vayikrá [וַיִּקְרָא]: lit. "Y llamó")
  • Números (Bemidbar [בְּמִדְבַּר]: lit. "En el Desierto")
  • Deuteronomio (Devarim [דְּבָרִים]: lit. "Palabras", "Cosas", "Leyes"...).
Si bien la Torá constituye el núcleo de la revelación divina, ésta contiene otros libros. Los judíos consideran de origen divino:  
  • Los Nevi'im o libros de los profetas: Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel. 
  • Los doce profetas menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías 
  • Y los Ketuvim o libros de los escritos: Libro de los Salmos, Job, Proverbios, Ruth, Cantar de los Cantares, Eclesiastés, Lamentaciones, Esther, Daniel, Esdras y Nehemías y Crónicas (I Crónicas y II Crónicas).
El conjunto de estos veinticuatro libros constituye el Tanaj (un acrónimo de la iniciales en hebreo de cada una de las secciones: T, por Torah, N, por Nevi'im y K por Ktuvim). 
• TALMUD: (תלמוד) es una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos, parábolas, historias y leyendas.
Existen dos importantes versiones del Talmud: el Talmud de Jerusalén (Talmud Yerushálmi), que se redactó en la entonces recién creada provincia romana llamada Philistea, y el Talmud de Babilonia (Talmud Bávli), que fue redactado en la región de Babilonia, en Mesopotamia. Ambas versiones fueron redactadas a lo largo de muchos siglos por generaciones de eruditos provenientes de muchas academias rabínicas establecidas desde la Antigüedad en adelante.
El judaísmo actual que considera al Talmud como la tradición oral, mientras a la Torá (Pentateuco) como tradición escrita, IGUALANDO la importancia de ambos libros, NO ES JUDAÍSMO VERDADERO Y BÍBLICO.
El Talmud extiende, explica y complementa al Tanaj, pero no puede, por definición, contradecir a la parte más importante o esencia de la misma, a la Torá. (Como esto, en la práctica, SUCEDE TODO EL TIEMPO, debemos llegar a la conclusión de que EL TALMUD NO ES BÍBLICO).
El Talmud está dividido en dos partes, la Mishná y la Guemará. La Mishná a su vez está formada por 6 órdenes (sedarim):
  • Zeraim. Literalmente: Semillas; es todo lo relacionado a la agricultura, diezmos, bendiciones y donaciones en Israel y fuera.
  • Moed. Literalmente: Festividad; relacionado con las festividades judías.
  • Nashim. Literalmente: Mujeres; es lo relacionado con la vida matrimonial y divorcio.
  • Nezikin. Literalmente: Daños; es todo lo relacionado con la ley tanto civil como criminal.
  • Kodashim. Literalmente: Santidades; es lo relacionado a los cultos del templo de Jerusalén.
  • Taharot. Literalmente: Purezas; es lo relacionado con la pureza ritual. 


EN BASE A ESTAS DOS ÚLTIMAS DEFINICIONES (TORÁH Y TALMUD) ESPERAMOS QUE EL LECTOR COMPRENDA QUE LOS QUE SE LLAMAN A SÍ MISMOS JUDÍOS Y SIGUEN EL TALMUD NO SON VERDADEROS JUDÍOS en el sentido bíblico de la palabra (lo sepan o no, algunos entre ellos también han sido engañados, aunque nunca en el caso de los cabecillas).


Esto es importante a la hora de evitar GENERALIZACIONES PRE-DISCRIMINATORIAS que no tengan en cuenta la culpabilidad COMPROBADA de cada individuo. En otras palabras: TODO SER HUMANO ES INOCENTE HASTA QUE SE COMPRUEBA SU CULPABILIDAD.




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Protocolo 1

 Los comentarios aparecerán escritos en VIOLETA.

El derecho de la fuerza. La libertad no es más que una idea. El libre pensamiento. Oro, religión, independencia. El enemigo interior. La multitud, la anarquía. La política y la moral. El derecho del más fuerte. El poder judío-masónico es invencible. El fin justifica los medios. La muchedumbre es ciega. El alfabeto político. Principios y bases del gobierno judío-masónico. Libertad, igualdad y fraternidad. La aristocracia nueva. Cálculo psicológico.

Hablemos con franqueza, debatiendo el sentido de cada idea y haciendo resaltar por comparaciones y deducciones su explicación. De este modo, expondré el concepto de nuestra política así como la de los goim.

Es de notar cómo el número de hombres con instintos perversos supera al de aquellos con instintos nobles. Por tanto, la violencia y la intimidación son preferibles a los discursos elegantes cuando se trata de gobernar al mundo. Todo hombre aspira al poder: cada uno desearía ser un dictador; casi todos sacrificarían el bienestar del prójimo por alcanzar sus metas personales.

Esta afirmación es sumamente tendenciosa, en el sentido que intenta generar en la mente de la gente la idea de que existen dos grupos en el mundo: uno de gente buena y uno de gente mala. La Biblia es clara a este respecto: "No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Romanos 3:10-12). Ahora bien, esto no implica que el GRADO DE MALDAD sea el mismo en todos (no es lo mismo un ladrón que un asesino, aunque LOS DOS son infractores de la Ley). 
Sin embargo, el autor enseguida avanza en la idea y llega a la conclusión de que TODO HOMBRE ASPIRA AL PODER. O sea, en seguida deja de lado la idea de dos grupos y concentra a todos los hombres en un único grupo NEGATIVO. De esta manera se justifica la acción tiránica de utilizar la violencia y la intimidación en el gobierno, ya que ha dejado en claro que no se está hablando de gobernar a personas "buenas" sino a personas PERVERSAS (el hecho paradójico de que se contemple como "perversa" a cualquier persona que "aspire al poder", siendo este el principal objetivo de la Jerarquía le da ese toque "humorístico" tan característico de los Illuminati cuando se comportan como un gato jugando con su presa).
  
¿Qué es lo que ha sometido hasta ahora a esas fieras salvajes y de rapiña que llamamos hombres? ¿Por quién han estado gobernados hasta el presente? En las primeras épocas de la sociedad, estaban dominados a la fuerza bruta y ciega; después, se sometieron a la ley, que en realidad no es otra cosa que la misma fuerza disfrazada. Esta consideración me lleva a deducir que, fijándonos en la ley natural, el derecho reside en la fuerza.




Esta deducción, realizada por medio de engañosos sofismas, destruye en dos párrafos a la primer frase, aquella que decía que había "algunos" hombres buenos. Ahora bien, analicemos el proceso por el que pretenden conducirnos: 
  1. Existen pocos hombres buenos 
  2. Existen muchos hombres malos. 
  3. TODOS los hombres malos son gobernados.  
  4. Por lo tanto, LOS GOBERNANTES SON LOS HOMBRES BUENOS. !!!!
Queda así completamente relegado al nivel de fábula infantil cualquier concepto de gobierno popular "del pueblo para el pueblo", llámese DEMOCRACIA. Aquí podemos observar cómo la manipulación de estos individuos NO TIENE FIN EN SU MALDAD: la democracia como tal sólo comenzó a funcionar políticamente en el mundo todo a partir de la Revolución Francesa. Las primeras tentativas de utilizar este sistema en la Grecia Antigua (a la que se llama de "cuna" de la democracia) fallaron estrepitosamente, como podría indicarlo sin problemas CUALQUIER GRIEGO que hubiera vivido en aquella época. Faltando el testimonio físico directo, baste remitirnos a los comentarios de otros griegos de la época acerca de los usos y costumbres. Es verdad que aquellos fueron los primeros pasos, pero faltaba mucho para llegar al concepto actual de democracia, y esto queda demostrado en los milenios que separan una época histórica de la otra. 
De esta manera, sabemos quiénes están por detrás de este plano macabro: aquellos que impulsaron la Revolución Francesa son los mismos que en aquellas mismas épocas dividieron al mundo en dos grandes globalidades políticas contrapuestas: DEMOCRACIA y DESPOTISMO. Estos fueron los dos sistemas políticos que fueron "inventados, diseñados e implementados" para mantener al mundo dividido en dos polaridades "A" y "B", las cuales se han demostrado AMBAS absolutamente ineficaces y desastrosas, cada una con sus mayores o menores problemáticas. Para los que digan que el Comunismo es el gran enemigo contrario a la Democracia, analícenlo bien: el Comunismo es una sub-forma de Despotismo, como podrían serlo, por ejemplo, los estados árabes y los sultanatos, los ayatollahs de Irán, los regímenes monárquicos europeos, la China comunista, los gobiernos totalitarios, etc. Las diferencias son menores, simples detalles, y TODOS ELLOS, LOS DE DERECHA Y LOS DE IZQUIERDA, FUERON CREADOS PARA FALLAR Y HACERLO DE MANERA ESTREPITOSA, sin que les importe a estos sujetos cuántas vidas se perdieron en este proceso.
Lo que importa también es la deducción final a la que el autor de los Protocolos llega:  "el derecho reside en la fuerza", y será bueno que lo recuerden porque ellos LA UTILIZARÁN.

La libertad política no es un hecho, pero sí una idea. Una idea que es necesario saber aplicar cuando conviene, a fin de atraer a las multitudes y despojar al partido rival. El problema se simplifica si el referido rival se ha contagiado con las ideas del llamado liberalismo y, por amor de esas ideas, cede una parte de su poder. Así, nuestra idea triunfará; por ley natural, cuando uno suelte las riendas del poder, otro lo habrá de tomar porque las masas no saben existir sin jefe. El nuevo gobierno toma el sitio del antiguo, debilitado por el liberalismo.


Recuerden que ellos utilizan la antigua táctica del péndulo: cuando la sociedad está tendiendo a regresar al "centro", basta simplemente que ellos la empujen en sentido contrario, "pasándose" del punto de equilibrio. Así, normalmente, puede observarse el caso típico de que a una época de gran represión le sucede invariablemente una época de gran libertinaje (el punto "equilibrado" sería, lógicamente, una época de gran libertad).

Hoy, el poder de los dirigentes liberales ha sido sustituido por el del oro. Alguna vez, gobernó la religión. Empero, la libertad es irrealizable porque nadie sabe servirse de ella con moderación. Basta dejar al pueblo que por algún tiempo se gobierne a sí mismo, para que inmediatamente esta autonomía degenere en libertinaje; inmediatamente, nacen polémicas que no tardan en convertirse en choques sociales: los estados se desbaratan y pierden su importancia. Da igual que un país se agote por sus propias convulsiones interiores o por las guerras civiles: en uno u otro caso, está perdido, queda en nuestras manos. El despotismo del capital está enteramente en nuestro poder; se lo propondremos al estado como único asidero, y habrá de sujetarse de este si no quiere caer al despeñadero.


Este tipo de pensamiento equivale a decir que el niño, porque hoy es infantil, SIEMPRE SERÁ INFANTIL, y que por lo tanto no tiene la menor posibilidad de crecer y desarrollarse como adulto. En lu gar de decidir "educar" al ser humano para vivir de forma más consciente y adulta, estos individuos prefieren aumentar su infantilismo, alimentando los instintos más primitivos en detrimento de un crecimiento y desarrollo.


Si, por liberalismo, alguno quisiera convencerme de que estos razonamientos son inmorales, yo le diría: no es inmoral que un estado proceda sin cuartel contra el enemigo interno que socava sus cimientos, arruina la propiedad y despedaza el orden social de la misma forma que acomete al enemigo exterior.


Volviendo al ejemplo anterior del niño, esto equivale a decir que se tratará en la misma forma a un delincuente que trate de robar el oro de la casa que al niño que tome una galleta sin el permiso de los padres. Es necesario ponerlos en el mismo plano de igualdad, porque de esta manera será perfectamente admisible que el tratamiento que se dé luego a los "hijos" (ese supuesto "enemigo interno"), sea TAN VIOLENTO Y PUNITIVO como puede ser una defensa contra un enemigo exterior. Entendamos correctamente: ese "enemigo interno" acusado de vandalismo SOMOS NOSOTROS, LOS CIUDADANOS COMUNES. Recuerden que la programación para la violencia es una de las armas de control mental de masas de la élite.

En un medio donde se permitan las discusiones, ningún espíritu sensato estima poder gobernar a las masas con razones y cordura. (¡¡¿¿Y POR QUÉ NO??!!) Para evitar las objeciones, hay que seducir al pueblo que es incapaz de reflexionar profundamente con representaciones ridículas; la mayoría está guiada por ideas mezquinas, costumbres, tradiciones y teorías sentimentales. El populacho ignorante y no iniciado (acá está el secreto: SÓLO LOS INICIADOS SON LOS ILUMINADOS CON CAPACIDAD DE MANDO) así como todos los que han salido de su seno, se sume en discusiones partidarias que le impiden toda posibilidad de acuerdo, (Y SI ESTO ES ASÍ ES PORQUE HEMOS SIDO HÁBILMENTE CONDICIONADOS A DISCUTIR POR CUALQUIER MÍNIMA DIFERENCIA, "DIVIDIR PARA REINAR") aun en cuestiones basadas en argumentos concretos. Las decisiones de las masas dependen de una mayoría, casi siempre casual y momentánea; se la prepara con anticipación, ya que, en su ignorancia de los secretos políticos, adopta disposiciones absurdas y siembra en los gobiernos el germen de la anarquía.

La política no tiene nada que ver con la moral. Un jefe de estado que pretenda gobernar con arreglo a leyes morales, no es hábil y, por tal, no está bien afianzado en su asiento. (ahora ya saben por qué no existen políticos que no sean corruptos)Todo el que quiera gobernar debe recurrir al engaño y a la hipocresía. En política, el honor y la sinceridad se convierten en vicios que despachan a un mandatario más pronto que sus mayores enemigos. Afirmamos dichas cualidades para los gentiles; pero nosotros, bajo ningún concepto, nos sentimos comprometidos con ellas.

Nuestro derecho reside en la fuerza. El vocablo derecho expresa una idea abstracta, sin base e inaplicable; ordinariamente, significa: proporcióname cuanto preciso para sojuzgarte. ¿En dónde empieza el derecho? ¿En dónde termina? En un estado desorganizado, el poder de las leyes o el del soberano se disipan por la incesante usurpación de las libertades; en este caso, procedo con la fuerza para destruir los métodos y reglamentos existentes: me apodero de las leyes, reorganizo las instituciones y, así, me convierto en dictador de quienes, libremente, han renunciado a su poder y nos lo han rendido. Nuestra fuerza, dada la situación quebradiza de todos los poderes civiles, será mucho mayor que ninguna otra porque, siendo invisible, no podrá ser atacada; y llegará el día en que sea tan impetuosa que ningún acto de astucia pueda destruirla.

Del daño causado, brotará un gobierno indestructible que restablecerá los mecanismos de subsistencia que han sido destruidos por el liberalismo. El fin justifica los medios. Es necesario no cejar en nuestro plan, poner mayor esmero en lo necesario y aprovechable que en lo bueno y moral (en este sentido debemos admitir que los Illuminati y toda su maquinaria de esclavos no se han apartado un centímetro de su objetivo, antes acercándose más y más a su meta final). Este es un plan, una estrategia de la que no podemos apartarnos sin renunciar a la obra que iniciamos hace ya muchos siglos.

Al trazarnos un plan de acción, debemos tener en cuenta la cobardía, la debilidad, la inconstancia y el desequilibrio de las masas; estas son incapaces de comprender o acatar las condiciones de su propia existencia y de su bienestar. Hay que ver como la fuerza de las masas es ciega, ilógica y cambiante.





Cuando un ciego conduce a otro, ambos caen al precipicio; en consecuencia, los advenedizos salidos de las filas del pueblo, aunque sean unos genios, no pueden colocarse a la cabeza de las masas sin arruinar la nación. Solo una persona preparada desde su infancia para ejercer la soberanía autocrática puede comprender las palabras formadas por las letras del alfabeto político (no crean NI POR UN MOMENTO que la casualidad, la capacidad personal o algún sentimiento de servicio tengan NADA QUE VER con cualquier ascenso político. Todo ha sido cuidadosamente preparado desde el nacimiento). El pueblo abandonado a sí mismo, es decir, a jefes salidos de sus filas, se pierde en luchas partidarias nacidas del afán de poder y el ansia de renombre; así, se crean la revuelta y el desorden.

¿Pueden las masas juzgar serenamente y administrar los negocios del estado sin rivalidades, sin confundir dichos negocios con sus propios intereses? ¿Podrían defenderse contra un enemigo extranjero? Esto es imposible. Cualquier plan dividido entre tantas cabezas como son las de las multitudes, resulta ininteligible e irrealizable. (Claro, siempre que se mantenga a las masas en su estado de infantilismo sin desarrollo).

Solo un autócrata puede concebir vastos proyectos y asignar a cada entidad una función dentro del mecanismo gubernamental. Por eso sostenemos que, para administrar eficazmente un país, el gobierno debe estar en manos de una sola persona. Sin el despotismo absoluto, la civilización es imposible; la civilización no es obra de las masas, sino del que las dirige, sea este el que fuere. El populacho es bárbaro y así se muestra siempre. En cuanto el pueblo cree que ha conquistado la libertad, se desbanda hacia la anarquía, que es la representación más perfecta de la barbarie.

Ved esos brutos alcoholizados, embrutecidos por la bebida, que la libertad tolera sin límites. ¿Es que vamos a permitir nosotros y permitirles a nuestros semejantes el imitarlos? En los países cristianos, el pueblo está embrutecido por el alcohol, la juventud está trastornada por la intemperancia prematura en la que nuestros agentes la han iniciado cubiertos con distintos disfraces: preceptores, criados, institutrices de las casas ricas, empleados, prostitutas; y es preciso añadir a estas últimas aquellas que se conocen con el nombre de femmes du monde, sus imitadoras voluntarias en materia de lujo y corrupción.

Nuestra divisa debe ser fuerza e hipocresía. Sólo la fuerza da la victoria en política, sobre todo cuando se oculta con destreza por quienes gobiernan un estado. La violencia debe ser un principio. El engaño y la hipocresía son las reglas de oro de aquellos gobiernos que no quieren caer ante un nuevo poder. Con estos perjuicios se consigue el bien. No nos detengamos innecesariamente ante la corrupción, la compra de conciencias, la impostura y la traición, porque con ellas servimos a nuestra causa.

En política, no dudemos en confiscar la propiedad, si de este modo podemos conseguir sumisión y poder.

Siguiendo la vía de las conquistas pacíficas, nuestro estado habrá de sustituir los horrores de la guerra por ejecuciones discretas y diligentes, necesarias para mantener el terror y producir una ciega sumisión (¿Alguien leyó o vio "1984"?). La severidad intolerante es un factor esencial del poder de un estado. Con ella alcanzamos grandes ventajas y nos acercamos a la deseada victoria de la violencia y la hipocresía. Para imponernos, son tan importantes como nuestros principios los medios que empleamos para ponerlos en ejecución. Los procedimientos que empleamos y la rigidez de nuestras doctrinas nos darán el triunfo; es decir, haremos a todos los gobiernos esclavos del nuestro. Deben aprender que somos despiadados cuando nos hacen resistencia.

Fuimos nosotros los primeros en gritar ante el pueblo: libertad, igualdad y fraternidad. Estas palabras las repiten frecuentemente desde entonces irreflexivas cacatúas de todas partes del mundo. Repitiéndolas, han despojado a la sociedad de la prosperidad material y al individuo de la libertad personal, que es ya una antigualla. Ni siquiera los gentiles más aguzados han reflexionado sobre lo abstracto de esas tres palabras: las pronuncian sin considerar que no concuerdan unas con otras y que se contradicen.




No comprenden los sabios gentiles la desigualdad natural: la naturaleza inventó tipos disímiles, muy desiguales en inteligencia, carácter y capacidad. Tampoco entienden la sumisión a las leyes naturales. Estos pretendidos eruditos no han descubierto aun que las masas son ciegas, como lo son también aquellos que salen de su seno para gobernar. No han considerado que un hombre mediocre, con la preparación necesaria, gobernará; sin embargo, un genio, sin dicha instrucción, se hallará despistado en la política. ¡Todo esto se les ha escapado a los gentiles!

Sobre esas bases se fundamentaba el régimen dinástico. El padre enseñaba al hijo el sentido y la marcha de las evoluciones políticas; de tal manera, excepto los miembros de la dinastía, nadie, ni el pueblo gobernado, conocía la política. Con el tiempo, el sentido de los principios que habían sido trasmitidos de generación en generación se perdió. Es precisamente esta pérdida la que apresta al triunfo de nuestra causa.

Nuestros gritos de "libertad, igualdad, fraternidad" cautivaron agentes inconscientes, legiones enteras que enarbolaban nuestras banderas con entusiasmo. Esas palabras roían la prosperidad de los cristianos, despedazando su armonía, entereza y solidaridad; con ellas desmenuzamos los fundamentos de los estados. Fue esto lo que nos dio la victoria proporcionándonos, entre otras cosas, la abolición de privilegios; o sea, la supresión de la aristocracia de los gentiles en todas las naciones, que era la única protección que tenían contra nosotros (Claro ejemplo el de Rusia).

Sobre las ruinas de la aristocracia natural y hereditaria levantaremos, sobre bases plutocráticas, una aristocracia nuestra. Esta nueva aristocracia es la de la economía, que siempre estará dominada por nosotros, al igual que la ciencia que nuestros sabios nos han enseñado.

Posibilitarán nuestro triunfo las relaciones con las personas que nos son indispensables. Sabremos explotar la endeblez de nuestras víctimas: los beneficios de que disfrutan, su codicia, su ambición insaciable y las necesidades materiales del hombre; cada una de estas debilidades, tomada por separado, es capaz de paralizar cualquier iniciativa. Ellos le entregan su voluntad a aquellos que los han corrompido. ("¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?" Romanos 6.16).

Dada la índole abstracta de la palabra libertad, podemos persuadir al pueblo de que el gobierno representa solamente a los propietarios. Por consiguiente, se le puede desechar como a un objeto inútil.

Es precisamente la posibilidad de destituir y reemplazar a los representantes de las naciones lo que los ha puesto a nuestra disposición y nos facilita su nombramiento. 





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Publicado por: Anunciadora de Sión



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